«Un gran poder conlleva una gran responsabilidad»
Benjamin Parker, tío de Spiderman
En primer lugar, el censor chino de Internet acusó a Google de «diseminar información pornográfica y vulgar». Acto seguido, la compañía de Larry Page y Sergei Brin, en un acto de hipocresía preocupante, apuntó que darían «todos los pasos necesarios» para filtrar la información según las directrices de la autoridad china. Lo dice la BBC. Para algunos, toda una bajada de pantalones, nunca mejor dicho. Lógico.
Esta decisión choca un poco con la frase que define la filosofía del buscador: «La misión de Google es organizar toda la información del mundo y hacerla universalmente accesible y útil». ¿Cuándo Google dejó aparcada la libertad de información para centrarse en el negocio? Porque a un servidor le parece incompatible la censura en China con la supuesta filosofía del buscador. Google no está dispuesto a enfrentarse a ningún gobierno del mundo, a no ser que éste atente contra su negocio. Y menos a enfrentarse al gigante chino, el cual constituye uno de los mercados más importantes del mundo.
La metamorfosis de un buscador en un metamedio
Google no puede permanecer ajeno a su enorme responsabilidad y poder. Se trata del buscador más célebre del mundo, el más empleado por los usuarios. De hecho, aquí en España el dominio de Google a nivel de buscadores es aplastante: el 99% de usuarios lo emplean en sus búsquedas.
Pero Google es mucho más que un buscador, si bien se abrió camino en la Red como un motor de búsquedas en Internet que jerarquizaba las páginas en función de sus enlaces de entrada. Sin embargo, desde que nació allá por 1998, Google ha ido expandiendo la oferta de sus servicios con el fin de que el individuo gestione toda su vida digital a través de las herramientas de esta empresa. Por tanto, el buscador no es su único producto.
Google también posee Gmail, Blogger, Youtube, Google Reader, Google Analytics, AdSense y AdWords, Google News y un largo etcétera. Callejero, calendario, alertas, buscador de imágenes… Además, recientemente Google ha patentado su propio navegador: Google Chrome.
Todo lo dicho no sólo convierte a Google en el buscador más utilizado del mundo, sino en el principal proveedor de servicios web en general: de ahí que el profesor Orihuela habla de «la metamorfosis de un buscador en un metamedio». A veces por iniciativa y creación propia. Otras, a golpe de talonario, como en el caso de Youtube. Así domina Google Internet.
Ante esta amplia gama de servicios cabría cuestionarse el poder que está adquiriendo Google en la Red y sobre la información que posee acerca de los usuarios, como por ejemplo su historial de búsquedas o su correo elecrónico. Todos estos servicios que Google oferta son empleados diariamente por millones de usuarios, lo que proporciona a esta gigantesca agencia de publicidad una gran cantidad de información personal de millones de individuos, información que puede ser empleada por la empresa con fines lucrativos.
Así las cosas, y teniendo en cuenta el aplastante dominio de este buscador a nivel mundial, cabría preguntarse no sólo por la utilidad de la amplia gama de servicios que oferta, sino también por el grado de control que Google tiene sobre nuestra vida digital, al menos en el ámbito occidental.
Tal vez China tiene miedo de ello, de la intromisión de Google en la vida privada de sus ciudadanos, lo cual a priori podría parecer una actitud diligente de las autoridades chinas si no supiéramos la tiranía que sufre el país por su parte. Tiranía de la que Google es cómplice silencioso.
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